LIVE NIRVANA INTERVIEW ARCHIVE July 3, 1992 - Madrid, ES

Interviewer(s)
Julián Ruiz
Interviewee(s)
Krist Novoselic
Dave Grohl
Publisher Title Transcript
El Gran Musical #371 Nirvana ‘En Estados Unidos Hay Miedo’ Yes (Español)

Uno sabía a conciencia que la entrevista no iba a ser con el extraño y enigmático Kurt Cobain, el rubio líder de Nirvana. Al fin y al cabo, cada día son peores los rumores de que Kurt «baila» ya maravillosamente con Mister Brownstone, que es como llama Axl Rose a la heroína. Es posible que Kurt haya encontrado su Nirvana particular. Pero nosotros queríamos investigar el estreno actual de la banda. Y este es el resultado.

Lo cierto es que Chris Novoselic, el viejo amigo de Kurt y Dave Grohl, el batería, el último en llegar, están condenados a entenderse, a ser amigos. Siempre van juntos. Chris casi tiene dos metros. Está un poco ido. Pensamos que sufre por el estado de Kurt, aunque sólo dice: «Kurt tiene problemas estomacales, pero eso es todo. No hay más».

Dave, el batería que se reclutó de la Costa Este, porque tocaba muy fuerte, es el más abierto. Parece que vive en un sueño maravilloso. No esperaba hacerse millonario tan pronto. A Chris le da lo mismo. Sólo quiere amigos. Parece muy noble, excesivamente noble.

Había un cuestionario de preguntas y estas fueron sus contestaciones:

—Nirvana es un paraíso para alguna religión asiática. Al llamaros así es como si hubiera conciencia de una cierta espiritualidad en el grupo. ¿No es así?

—Nirvana es una palabra encuadrada en una bella y honesta religión hindú. La verdad es que nosotros no practicamos ningún tipo de religión. Es probable incluso que rehuyamos de ellas. Pero hay personajes maravillosos en las religiones que han tenido que ver mucho con las sociedades y con las condiciones humanas. Hay personajes importantísimos. Buda, Jesús. Claro, desde ese punto de vista, nos gusta la pureza. Y el grupo tiene ese estado de honestidad tan importante para tener credibilidad desde cualquier punto de vista.

—El escandaloso éxito de Nirvana, pensamos que ha significado la explosión de millares de grupos norteamericanos, dispuestos a «a lograr un lugar en el sol».

—Lo más interesante de lo que comentas es que el éxito nuestro ha abierto la posibilidad a muchos clubs. Ahora se abren constantemente nuevos clubs. Sobre todo, en la Costa Oeste, cuando hace muy poco se iban cerrando, estaban destruyendo la posibilidad de la música en directo. Cuando empezamos, hace cuatro años, el panorama era simplemente tétrico. También ha ayudado que las emisoras de los campus de las universidades se han quedado también como auténticos reductos de la música noble, de verdad. Ha resultado de un gran apoyo. En definitiva, las cosas han cambiado en América. No sabemos exactamente cómo ha ocurrido. Han intervenido muchos factores, no sólo el nuestro. Es como si hubiera habido una nueva medicina.

—Nirvana está expuesto a un cansancio psíquico impresionante. Alguien ha dicho que desde la publicación del álbum, habéis hecho como doscientas actuaciones…

—La vida en las actuaciones es dura. Todos lo sabemos. Siempre nos podemos tropezar como con «cuatrocientos borrachos». La verdad es que no paramos mucho. Bueno, algo, Kurt se casó, se fue a vivir a Los Angeles. Nosotros dos también hemos hecho nuestras cosas. Pero, amigo, la vida de un grupo es la carretera, las actuaciones. No hay otro remedio.

—Sin propósito aparente, Smells Like a Teen Spirit se ha convertido como en un himno revolucionario. ¿Sentís esa significación?

—A nosotros nos gusta tocar la canción, aunque a veces estamos excesivamente aburridos de ella por el éxito que ha tenido. Más que la trascendencia. Pensamos nosotros. ¿Qué ha hecho una revolución esa canción? ¿Para quién? Esa es la pregunta. Nadie lo sabe. Pero no tenemos intenciones revolucionarias. Ni siquiera nos planteamos ser políticamente interesantes. No jugamos a ello. Ni tenemos soluciones tampoco. Se dice que «sólo es una banda rock». Pero es que no hay más. Eso es todo. No tenemos ni intención de que la gente cambie con nuestra música. Somos entretenedores. No somos ni siquiera magos.

—¿Cuándo empezáis a grabar el nuevo disco? Es posible que no hayáis tenido tiempo para nada…

—No, no. Sí que hemos tenido tiempo para grabar como podíamos alguna canción, alguna idea. No nos hemos descuidado. Incluso en directo tocamos algunas cosas nuevas, cuando menos se lo piensa la gente.

—Chris, ¿habéis vuelto tú y Kurt a Aberdeen, que es vuestra patria chica?

—No, la verdad es que no. Dejamos Aberdeen allí hará hace cuatro años. Eso fue todo. Se escaparon los recuerdos. Pero sería bueno volver y hacer un gran concierto allí.

—¿Véis a los Estados Unidos como en una crisis muy profunda?

—¿Te refieres política o socialmente?

—Las dos cosas.

—Bien, Estados Unidos es un Imperio en declive. Es posible que la gente haya tenido miedo en un instante. Hay gente con miedo en Los Estados Unidos. Miedo a la pobreza, a que las cosas ya no son como antes. Ni económicamente ni socialmente. Existe un espíritu diferente en la gente.

—Y, ¿en la música?

—Esperamos que las cosas vayan a mejor. Que podamos ver en el top diez cosas hechas con honestidad, grupos independientes, que no hayan tenido que pasar por ningún aro. Hay que encontrar esos grupos honestos que no dicen tonterías. Eso es lo que esperamos. El éxito todavía no parece haberles deslumbrado mucho. Todavía juegan a ser un grupo «punk». Es una bella contestación al éxito.

© Julián Ruiz, 1992